
Ciudad de México
Comercios establecidos y vendedores informales que no están clasificados como esenciales resisten el cierre de sus actividades como lo determina el semáforo rojo.
Por calles de las alcaldías Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y Benito Juárez, se puede ver que en las dos primeras demarcaciones es recurrente el incumplimiento de la prohibición.
De acuerdo con el semáforo rojo decretado desde el 19 de diciembre y hasta el 10 de enero de 2021, sólo pueden operar restaurantes, farmacéuticas, servicios médicos, talleres de reparaciones, servicios de Gobierno, funerarias, transporte público, industria de la construcción, telecomunicaciones, bancos, sector energético y supermercados.
En las zonas de Lindavista y Nueva Industrial Vallejo, de Gustavo A. Madero, se observó la operación de estéticas, bares, papelerías, tiendas de ropa, zapatos y tiendas de regalos.
A la par, se detectaron restaurantes y cocinas económicas que incumplían la medida de vender alimentos sólo para llevar, pues había mesas ocupadas con personas que consumían, platicaban y fumaban.
En el Centro Histórico se repitió el incumplimiento. Según cifras oficiales, desde el sábado y hasta ayer (lunes) se habían realizado 61 apercibimientos a comercios formales. Aunque no se detallaron los motivos de éstas.
Durante el recorrido destacó que en el Primer Cuadro y en Madero, la mayoría de establecimientos no esenciales como de venta de ropa, zapatos, joyerías, mantenían sus cortinas cerradas.
Sin embargo, en el área aledaña al Eje Central había zapaterías, tiendas de electrónicos, de ropa, de regalos, jugueterías, mueblerías y artículos para el hogar.
También se contabilizaron, de Bellas Artes a Izazaga, al menos 60 puestos ambulantes en los que se encontraba ropa, accesorios, juguetes, adornos navideños, entre otros productos, además de los que se dedican a venta de alimentos.
Entre las personas que atendían tanto esenciales como no esenciales había quienes usaban cubrebocas como bufanda, en la frente o no lo portaban.
«Ni existe eso del Covid, de algo tenemos que morir y no queremos morir de hambre. No me voy a ir a encerrar, es la época más buena y al menos algo que ganemos, gracias a Dios, aquí vamos a estar», dijo un vendedor de juguetes y adornos navideños en Izazaga