Ciudad de México
La Basílica de Guadalupe reabrió sus puertas luego del cierre de cuatro días, impuesto por las autoridades capitalinas y eclesiásticas como medida para controlar el número de contagios de covid 19 en la Ciudad de México. El templo mariano lució con decenas de familias, con personas de la tercera edad y menores de edad, quienes buscaban celebrar el 489 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego.
Uno de ellos fue Jorge, un joven padre de familia quien recorrió de rodillas y con una bebé de brazos, todo el Atrio de las Américas. Acompañado de sus dos hijos mayores y su esposa, agradeció a la Virgen que la menor de su vástagos se haya curado de una enfermedad.
Por su parte María Teresa, ataviada con una playera de algodón con una Virgen de Guadalupe pintada a mano con pintura diamantada, recorrió de rodillas desde la puerta del Templo mariano a la entrada de la Basílica. Ella le pidió a la Virgen que su padre saliera bien de una operación y que a su vez pudiera recobrar la vista. Además de pedir por la salud de su esposo quien cayó gravemente enfermo a mediados de año.
Pese a haber prometido ir a cumplir su manda el 12 de diciembre, se dijo satisfecha de haberlo logrado dos días después, pues aseguró que ahora «son buenos días para venir a pagar las mandas». Pese a la invitación a quedarse en casa, continúan llegando los pequeños contingentes de peregrinos del interior de la república quienes buscan postrarse a los pies de la Virgen, uno de ellos es Gustavo, quien junto a otros cinco jóvenes, caminaron desde Tlaxcala con intención de llegar a la Basílica.
Uniformado con un pants de dos piezas azul rey con vivos rojos, cargo en su espalda a una virgen de Guadalupe de yeso desde el sábado que salió de su natal Tlaxcala para llegar a dar gracias a la Ciudad de México. Gustavo aseguró que su fe es la que lo hace llegar al templo mariano, señalando que mientras el estuviera con vida, seguiría viniendo al templo mariano a dar gracias, sin importar incluso, la pandemia.