
Ahora con tapabocas y guantes, los vendedores callejeros reanudaron esta semana la venta de cerdo y verduras a los clientes en Wuhan, la ciudad china donde comenzó la pandemia de coronavirus. La población se prepara para un homenaje nacional este fin de semana a los trabajadores de la salud que murieron de COVID-19.
Mientras otros países ajustan los controles y cierran negocios, el Gobierno chino intenta reactivar la segunda economía más grande del mundo tras proclamar la victoria sobre la epidemia.
Las autoridades están mitigando los controles que obligaron a 11 millones de habitantes de Wuhan a permanecer en sus casas durante dos meses, pero muchas tiendas siguen cerradas. Vendedores y clientes en Minyi, en el suroeste de la ciudad, realizaban sus transacciones por encima de altas barreras amarillas, ya que el acceso al barrio aún está controlado.
Desde que se cerraron los accesos a la ciudad el 23 de enero, los residentes dependen de las compras de alimentos en línea con entregas organizadas por el Gobierno.
Wuhan y el resto de China se preparan para observar tres minutos de silencio el sábado en homenaje a tres mil 322 personas que murieron del virus, según la cifra oficial, en particular el personal de salud, a los que se ha declarado mártires.